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lunes, noviembre 28, 2016

Las historias de usuario como instrumentos de negociación


Hablemos un poco de ese continuum que significa diseñar y construir soluciones de valor para una organización. Las organizaciones hoy día están hechas de software, el software está en todas partes y si de construir software se trata, los equipos ágiles tenemos algo que decir.
De los incontables utensilios que contamos en nuestra mesa de trabajo las historias de usuario están siempre a la vista de quienes transitamos por los senderos de los problemas complejos y las soluciones para ellos. Para nosotros, trabajar en soluciones mejora la comprensión de los problemas. Esta es posiblemente la razón principal por la cual los enfoques iterativo e incremental son mejores que cualquier otro en la actualidad. Y si los combinamos, mucho mejor. Los Agilistas fantásticos:
1.     Construimos de manera iterativa para minimizar el riesgo
2.    Construimos de manera incremental para maximizar el retorno de la inversión (ROI)
3.    ¡Repetimos  1 y 2 hasta la saciedad! O hasta que se esté generando el suficiente valor como para detener nuestro esfuerzo de desarrollo.
En ese camino hemos aprendido que los problemas no son subjetivos. Lo subjetivo es la percepción que tengamos de esos problemas. En general estos se basan en la realidad. Además, los enfoques de pensamiento, nuestro mindset, pueden llegar a redefinir esos problemas por completo.
Ya sabemos que una historia de usuario no es un contrato firmado en piedra, más bien es una carta de intención de algo que el sistema debe hacer y cuyos detalles se abordan durante la conversación entre el usuario (Dueño del Producto) y el equipo de desarrollo. También son cartas de negociación entre unos y otros, pero solo habrá una negociación fluida si el usuario está realmente interesado en el éxito del esfuerzo de desarrollo, si está dispuesto a comunicarse de manera efectiva y a trabajar con y como parte del equipo.
Los ingredientes clave de una historia de usuario son: quién es el usuario, qué quiere hacer el usuario y por qué lo necesita. Contrario a lo que mucha gente cree, las personas (usuarios o consumidores finales, expertos con el conocimiento, interesados, patrocinadores y otras personas impactadas por la historia), constituyen lo más importante de una historia de usuario. Esto permite o posibilita la comunicación para que hagamos las cosas correctas y nos ayuda a identificar el valor para priorizar lo que haremos primero y lo que haremos más adelante.
La parte “conversación” de una historia de usuario idealmente es una colaboración entre el usuario y el equipo que construye la solución, es una asociación para entender el problema y trabajar precisamente en una solución que resuelva ese problema y también permite confirmar más adelante que esa solución de hecho resuelve el problema adecuadamente.
Las historias de usuario proporcionan un entorno, un medio para adaptarnos, para buscar oportunidades. Si encontramos un obstáculo que no es posible sortear, siempre podemos buscar otra historia relacionada que nos permita avanzar. Es posible que, al hacerlo, encontremos la solución a la historia que no nos permitía progresar en principio y podemos volver a ella.
Ahora bien, si esa carta de intención, esa necesidad que tiene el usuario, es muy específica, la tarea del equipo es preguntar “¿por qué?” ¿Por qué y para qué se necesita esa historia?; en cambio, si es muy abstracta, preguntaremos “¿cómo?” ¿Cómo lo hace? ¿Cómo quiere o quisiera la solución? Las historias de usuario siempre son sobre “negociación” si queremos un buen balance entre costo y valor.
En general, las historias de usuario nos permiten a los Agilistas fantásticos:
1.     Lograr este balance en pequeños alcances,
2.    Construir la solución, o los incrementos de esta, de tal manera que podamos obtener una efectiva retroalimentación anticipada.
3.    Trabajar en los aspectos de más valor primero para que sean entregados y empiecen a generar ROI lo más pronto posible.
Finalmente, ninguna discusión o exposición sobre historias de usuario estaría completa si no incluimos la palabra “confianza”. Si la confianza es poca en un equipo Scrum, las historias de usuario se convertirán muy pronto en piezas muy concretas de descripciones de problemas que el Dueño de Producto le entregará al equipo de desarrollo y que quizás nadie querrá resolver. Si esto ocurre, seguramente el equipo de desarrollo también va a solicitar, con grado de exigencia, unos criterios de aceptación muy concretos. El resultado: el muy pesado, extenso y falto de humanidad documento de especificación de requisitos funcionales y no funcionales del pasado, el mismo que cargaba consigo el sinsabor de la frustración y la derrota.
Entonces, para que positivamente las historias de usuario sean una herramienta auténtica de negociación entre las áreas de TI y las del negocio y para que sean una representación de los problemas de este último y de las soluciones que puedan proporcionar los primeros, es necesario que en el ambiente haya un alto grado de confianza. El Equipo Scrum en pleno, e incluso los interesados del entorno, tienen que conformar un equipo propiamente dicho, donde el trabajo colaborativo, la adaptación, el mejoramiento continuo y la entrega continua de valor sirvan de pilares y de integradores entre sus miembros para que todo lo anterior sea posible.