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miércoles, junio 03, 2020

Conociendo OKR

Imagen de 3D Animation Production Company en Pixabay
Imagen de 3D Animation Production Company en Pixabay

Los OKR son un protocolo de colaboración para establecer objetivos en empresas, equipos y personas.

OKR son las siglas de Objective and Key Results, u Objetivo y Resultados Clave.

Un Objetivo responde a Qué hay que lograr. Es concreto, trascendente, realiza un llamado a la acción e inspira.

Entre tanto, los Resultados Clave son un marcador de referencia y monitorizan cómo llegamos a ese objetivo. Son específicos y se establecen en un marco temporal. Los Resultados Clave son agresivos pero realistas. Por sobre todas las cosas, deben ser medibles y verificables.

Esta es una sesión introductoria a los OKR, explico de manera sencilla de qué se tratan los OKR, cómo lucen, con algunos ejemplos y qué hacer con ellos una vez se establecen. En este apartado, hago una propuesta simple pero adaptativa para el ciclo de vida de los OKR, desde su definición hasta el cierre del ciclo temporal para el cual fueron definidos.

Al final, enumero ocho aspectos importantes a tener en cuenta cuando quieres utilizar OKR.

Puedes ver y descargar la presentación aquí:



lunes, junio 10, 2019

Las historias de usuario se cuentan con C de Contexto

El Lienzo para Conversar sobre Historias de Usuario

O de la cuarta C de las historias de usuario

Un equipo de producto actúa  o debe actuar como un fabricante, uno que trace la estructura del producto para lograr coherencia. La coherencia supone una interacción entre partes que genera resonancia. A estas partes las llamamos “cosas no ordinarias”. La resonancia, una cualidad de una cosa no ordinaria trazada de manera coherente, incita las reacciones de las personas. Y son esas reacciones las que hacen que las personas experimenten algo extraordinario como algo especial.
Para lograr esa resonancia, es necesario conocer el entorno o contexto donde se ubica cada una de  esas piezas que forman el producto. Las historias de usuario son precisamente cada una de esas partes que componen un producto (de software) y como equipo de producto nos apasiona elaborar productos extraordinarios. Pues bien, una de las secciones del lienzo para conversar sobre historias de usuario (User Story Conversation Canvas), es el Contexto. Quiero ampliar un poco su definición.
Recordemos que una de las formas que toman las historias de usuario documentadas es la muy conocida de las 3 C o CCC, siglas de la aliteración Carta Conversación Confirmación. ¿Qué sucede si a esta forma le agregamos una C? La C de Contexto. Veamos.
Del lienzo para Conversar sobre historias de usuario
Entender el entorno en el cual transita o existe una historia de usuario en particular y un producto o servicio en general es crucial a la hora de desarrollar esa historia o producto. ¿De dónde viene la historia? ¿La necesidad? ¿Cuál es el problema que intentamos resolver? O mejor aún, el problema detrás del problema, la causa raíz. Las decisiones que tomemos a partir de este entendimiento tendrán un impacto en el futuro de muchas personas, incluso modificarán su modus vivendi.
Algunos elementos a considerar en todo contexto de una buena historia de usuario son:
  • Necesidad origen
  • Escenarios de uso de la historia
  • Dominio del negocio, qué áreas del negocio usan o se impactan por la historia
  • Reglas del negocio que afectan la historia
  • Épica origen. No todas las historias provienen de una épica en particular, pero si es así, es bueno conocerla.
  • Alcance de la historia
  • Hipótesis, que queremos probar con la historia
  • Dependencias de la historia. Para aprender a independizar historias, pueden ver el capítulo dedicado al criterio Independiente de las historias de usuario, previamente en este libro.
  • Restricciones adicionales, de diseño, de instalación y puesta en marcha, de mantenimiento, de distribución, de empaquetamiento, entre otras.
Más sobre el Contexto de las historias de usuario
En la vida cotidiana, cualquier cosa existe en un contexto de relaciones con cosas fuera de sí misma. Eso aplica también a las historias de usuario. Una de esas “cosas” con las que interactúan las historias de usuario son sus consumidores. Y esta interacción ocurre vía interfaces, que a su vez operan en un entorno.
El usuario es quien valora el producto, es quien se beneficia del producto. Además, un consumidor puede ser una persona, otro producto u otro sistema que interactúa con nuestro producto. El lienzo para conversar sobre historias de usuario tiene toda una sección para hablar de personas, cuando estas son las consumidoras del producto. En esta sección de contexto bien podemos incluir a esos otros productos o sistemas que tengan interacción con el nuestro.
Así es que tenemos que pensar en las interfaces necesarias para que los usuarios interactúen con el producto, en la forma cómo el producto recibirá estímulos, por ejemplo datos, del exterior y cómo sus partes recibirán o enviarán estímulos entre ellas, las historias de usuario, y al exterior.
Una de las formas de conocer el contexto es realizar entrevistas con los usuarios o sus representantes, un Dueño de Producto, por ejemplo. Es la parte de Conversación de las historias de usuario, la cual, ya sabemos es la más importante: las historias de usuario son un instrumento para conversar, ojalá cara a cara. De esta manera entenderemos mejor los modelos de negocio, la industria, el ambiente sobre el que se “desplazará” nuestro producto durante su vida útil. Para efectuar estas entrevistas, seguimos un protocolo diseñado para comenzar a hablar de un tema en los propios términos de las personas a quienes entrevistamos, pero esto de las entrevistas será asunto de otro artículo.
Algo importante es pensar en la información compartida entre las partes del producto y de este con su entorno. También, en la trayectoria que tomarán esos datos, a dónde irán primero, y de allí hacía dónde y así, hasta finalizar su travesía. Eso nos da contexto. Al considerar este tipo de eventos, nos anticipamos a la dirección que tomará la historia de usuario y crearemos expectativas entre sus consumidores.
Las historias de usuario son (deben ser) independientes unas de otras, pero deben integrarse acorde en el producto final para que este tenga coherencia. Esta coherencia describe qué tan bien las historias de usuario de un producto encajan entre sí. Algunas herramientas visuales nos ayudan a entender mejor el contexto de las historias de usuario y del producto en general:
  • Un mapa de producto, como un mapa de historias de usuario (user story map)
  • Un lienzo de producto, como un product vision board o el mismo business model canvas
  • Una caja de producto (product box)
  • Un modelo de dominio (del negocio)
  • Una matriz de trazabilidad (la podemos seguir usando con pensamiento ágil)
  • El lienzo para conversar sobre historias de usuario (user story conversation canvas). De hecho, todas las secciones del lienzo nos permiten visualizar distintos aspectos del entorno en el que transita una historia de usuario y el producto del cual es componente.
Que quién es el responsable de trazar el contexto, entenderlo, asegurarse de que sea una parte de la conversación cuando de desarrollar historias de usuario se trata: ¡el equipo de producto en pleno! Eventualmente tendremos que recurrir a otras personas, conocedores del negocio, usuarios finales o consumidores, expertos del dominio, etcétera.
Así es que, equipo, al considerar tu próxima historia de usuario, preguntémonos cuál es su contexto.

Referencias
The User Story Conversation Canvas
En español:
En inglés:

El libro Historias de Usuario: una visión pragmática:

Apuntes sobre historias de usuario:

The Soul of Design
Austin, Robert. The Soul of Design: Harnessing the Power of Plot to Create Extraordinary Products. Stanford University Press. ©2012 by the Board of Trustees of the Leland Stanford Junior University.

viernes, noviembre 02, 2018

La soportable levedad del ser ágil

La pubertad cercana a las Pléyades”, del artista surrealista Max Ernst.


“El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive solo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores”.
[Milan Kundera, La insoportable levedad del ser. 1984]

Cavilar sobre qué es lo que decidimos ser y hacer implica reconocer que esas decisiones son únicas en su momento. No podemos regresar a ese evento en particular y cambiar de decisión. Lo que sí podemos hacer es reflexionar frecuentemente sobre cómo ser más efectivo… (El resto de la frase ya la conocemos, de lo contrario, la podemos buscar en el Manifiesto Ágil). En la práctica, no hay repetición de nada. Así que podemos darle poca o mucha importancia a esa decisión, recapacitar sobre sus posibles consecuencias e irremediablemente enfrentarlas como sea.

No queremos que los Scrum Masters, coaches ágiles, mentores, facilitadores ágiles, expertos, agentes de cambio, consultores ágiles, habilitadores de agilidad, especialistas Teal, managers 3.0, entrenadores Ágiles certificados, asesores Lean, asesores de confianza, Senseis de la transformación, peritos en trabajo en progreso y todos los que omito por no hacer interminable este panegírico, pasen a ser simplemente agilistas viejos, de los que ya nadie se acuerde y que desaparezcan en la nada. Pero es un hecho, tan solo unos cuantos, muy, muy pocos, imprimirán su nombre en la memoria de las personas, pero, ya sin testigos fehacientes, sin un solo recuerdo real, quizás pasen a ser marionetas de un movimiento que pudo cambiar el destino de millones de personas en el mundo.

Las decisiones, inevitablemente, implican conseguir información, hechos, pero también involucran sentimientos. Es precisamente por esas emociones que luego las consecuencias de tales decisiones se avistan como ventajosas o como desfavorables. De alguna manera, este constante cálculo entre lo que resulta conveniente para algunos, por interesante, por beneficioso, por experimentar algo distinto, tiene una consecuencia que, en términos de lo que queremos transformar, se podría medir como el peso o como la levedad de esa derivación.

Los agilistas estamos decididos a vivir con una levedad de ser alterada por temas como volatilidad, incertidumbre, complejidad, ambigüedad, ensayos,  valores y principios, eficiencia, entrega de valor, colaboración, mejoramiento continuo y adaptación a los cambios, que nos hacen examinar no solo la naturaleza de las organizaciones actuales, sino también indagar por la naturaleza humana misma. Ese es el motivo por el cual nos estamos cuestionando todo a cada momento, es por eso que tenemos ese apetito insaciable por aprender, por experimentar, por redescubrir quienes somos a cada instante.

Es posible que no seamos capaces de ser ágiles precisamente porque deseamos ser ágiles, porque queremos que los demás cambien (sean ágiles), en lugar de aproximarnos a ellos sin exigencias y querer solo su mera compañía en el proceso de transformación. La agilidad compromete un sinfín de ideas que son como los imperios: cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también. Los agilistas, en cambio, debemos ser más fuertes que eso. Nuestras ideas deben o deberían permanecer más allá de nuestra presencia.

La cultura no es más la forma cómo hacemos las cosas por aquí, es la manera cómo cambiamos las cosas por aquí. Cambiar nosotros y cambiar nuestro entorno para mejorar significa, entre muchas otras cosas, desarraigar, desaprender y aprehender, es decir, olvidar lo antiguo, por obsoleto, por inútil, por falto de valor y entender nuevos modelos de pensamiento holístico, reconocer que la agilidad vive precisamente porque también está presente la posibilidad de su ausencia. Y eso, mis estimados amigos, es lo que nos asusta más.

La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen del más intenso arraigo ágil que puedas encontrar. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra visión, más real y verdadera será, alcanzable, soportable. ¡Es la soportable levedad del ser ágil! El ágil es algo que eres.

A propósito del nombre del libro que originó el título de este artículo, como agilista (en cualquiera de los sabores que he mencionado y en los que no), tu trabajo, tu tarea es crear personas, no recursos (personajes). Si es con pasión, seguramente vas a empatizar tanto con esas personas que al ayudar a transformarlas te vas a preguntar que harás con tu vida más adelante. Ellas no siempre son felices, no siempre saben lo que quieren, no siempre están insatisfechas ni tienen las ideas claras. Es quizás lo mismo que sucede contigo como agente de cambio pero es tu deber, o debería serlo, mostrar los posibles caminos, proponer los experimentos, llevarlas de la mano. 

Quienes finalmente quieren cambiar se esfuerzan por comprender la levedad de lo ágil y lo que parece una distraída intrascendencia de los conceptos de agilidad, entrega de valor y mejoramiento continuo. Primero a través de una ligera presunción de lo que todo esto puede ser, quedándose puramente en lo cosmético y “lindo” de las emociones ágiles, y después acudiendo a la ayuda de un agente de cambio, que es cuando quieren comprobar si es cierto que ser ágil y hacer ágil – o hacer agilidad – son dos cosas distintas.

No puedo terminar este discurso seudofilosófico (mea culpa) sin dejar de acudir directamente al tratamiento que Kundera hace de sus propios personajes en la novela de referencia y hacer un juego de palabras: «los personajes (ágiles) no nacen como los seres humanos, del cuerpo de su madre, sino de una situación, una frase, una metáfora en la que está depositada, como dentro de una nuez, una posibilidad humana fundamental que el autor (agente de cambio) cree que nadie ha descubierto aún o sobre la que nadie ha dicho aún nada esencial».

Durante mucho tiempo seguiremos retornando a lo esencial, a lo escuetamente fundamental, mientras el movimiento ágil que nos convoca no pare de recibir adeptos en sus filas.