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Visiones
“En primer lugar existió el Caos. Después Gea (Tierra), la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los Inmortales que habitaban la nevada cumbre del Olimpo. En el fondo de la tierra de anchos caminos existió el tenebroso Tártaro (infierno griego). Por último, Eros (dios del amor), el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cambia de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos.”
El Origen del Universo Según la Mitología Griega
Parece irónico echar una mirada al pasado, aunque sea un pasado de fábula, para hablar de las visiones que tengo de un futuro probable. Aunque es cierto que nadie puede inventar el futuro, podemos, desde el punto de vista de la tecnología y la ciencia, tratar de saber cómo será el universo que habitaremos en 20 años, en 50 años, en mil años. Al menos, podemos imaginar como será, podemos crear la mitología del futuro.
¿Hacía dónde nos llevará la tecnología? Especialmente la Tecnología Informática. ¿Podremos esperar, a largo plazo, que el PC desaparezca y que el acceso a la informática esté en todas partes? ¿Podremos esperar que los computadores, en vez de convertirse en los demonios rapaces que aparecen en películas como Terminator, se conviertan en elementos tan pequeños, omnipresentes y tan poderosos que desaparezcan de la vista humana?
Algunos seres, humanos por supuesto, de esos que tienen el don poco frecuente de combinar la capacidad técnica en bruto con el virtuosismo artístico y creativo, como Mark Weiser, célebre director del Xerox PARC, padre de la Computación Ubicua y que muriera en 1999, creen que así será la vida en el futuro cercano. Weiser se basó en la teoría de que la desaparición es una consecuencia fundamental no de la tecnología sino de la psicología humana; siempre que la gente aprende algo suficientemente bien, deja de ser consciente de ello. ¿Tendría Weiser la razón? El tiempo nos lo dirá.
Entre tanto, el resto de los no tan Inmortales habitantes de la Tierra (de esa Gea que nos enseñaron los antiguos griegos), debemos prepararnos para abordar ese futuro complejo y lleno de dilemas a partir del mejor uso de la tecnología. Hoy vivimos para la tecnología, la estamos creando. Mañana, deberemos ser capaces de usarla, de ser mejores personas cada vez. Sí, quizás dejemos de ser, sin hacer ningún ruido, los seres más brillantes de esta Tierra, pero quizás también, podremos ser capaces de desencadenar poderosas fuerzas que podrían elevar nuestra civilización hacía el siguiente estado de la vida, uno en el que todas las culturas confluyan y donde la comunicación sea el pilar de la existencia. Hablo de una comunicación que sea comprendida por unos y por otros (seres humanos), una en la que, como dijo Einstein, la mayor parte de las ideas fundamentales de la ciencia sean esencialmente sencillas y por regla general puedan ser expresadas en un lenguaje comprensible para todos (quizás entonces pueda responder a mi hija Pamela, hoy de tan solo 6 años, la pregunta que me hizo sobre si clonar el Tilacino era lo mismo que clonar un computador, refiriéndose a un programa de TV que vimos juntos acerca de las posibilidades de clonación del Tigre de Tasmania y de su computador Clon con el que juega ávidamente a escaparse de Dursley junto a Harry Potter).
Seguramente habrá más intentos de configurar el mundo y modificar la personalidad humana, tal como hoy lo hacemos con la Interfaz Gráfica de nuestro PC, para crear un modelo de vida autoelegido, y eso entrañará muchas consecuencias inexploradas. También, como hoy, el destino humano continuará siendo una empresa aventurada y, en algún instante impredecible la naturaleza contraatacará, volviéndonos a recordar que desde siempre vivimos en un hogar configurado por ella.
Sin embargo, más allá de toda ciencia y tecnología, más allá de toda concepción filosófica o dogmática (o mitológica) que trate de ofrecer una respuesta a la trama humana, nuestro espíritu seguirá inquieto… y expectante.
Estas son algunas de mis visiones, quería compartirlas con ustedes. Ahora volvamos a temas más terrenales.
Pero ustedes también pueden compartir sus propias visiones escribiéndome a lucho.salazar@gmail.com.
Luis Antonio Salazar Caraballo
Medellín, junio 27 de 2003