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Como practicante ágil y entusiasta del Cubo de Rubik, con frecuencia encuentro una asombrosa simetría entre estos dos campos aparentemente dispares. El simple Cubo de Rubik de 3 x 3, especialmente en las manos hábiles de maestros como el joven Max Park, ofrece una profunda analogía de los principios ágiles y lean.
En el mundo de las competencias del Cubo de Rubik, se les concede a los competidores unos preciosos momentos para estudiar el cubo desordenado antes de que comience a correr el reloj. Este periodo de observación es similar a la fase de identificación del problema en una iniciativa ágil. Es un tiempo para absorber el estado actual de las cosas, para descubrir el problema detrás del problema. Los colores del cubo, aunque estén desordenados, representan el estado presente de una iniciativa, por ejemplo, de desarrollo de un producto - un contexto único, un desafío único.
Estos momentos críticos de observación forman nuestra hipótesis inicial, nuestro punto de partida. Al igual que un solucionador de cubos anticipa movimientos basándose en el estado inicial del cubo, nosotros, en los equipos ágiles, nos tomamos el tiempo para entender las complejidades y las interdependencias de nuestros proyectos. Diseñamos estrategias, planeamos, y creamos un camino a seguir, todo en un estado de proba incertidumbre.
Luego sucede la verdadera
magia. Con el cubo, como en un proyecto ágil, nos comprometemos con una
solución y la ponemos en marcha. Resolver el cubo, al igual que la fase de
ejecución en el ágil, es un proceso adaptativo de alto ritmo. Iteramos,
aprendemos, ajustamos. Siempre estamos abiertos a cambiar el enfoque si un
movimiento no produce los resultados esperados. Cada giro, como cada sprint
ágil, nos acerca a la solución. Pero hasta que esa solución no esté
completamente formada, sigue siendo una hipótesis, una teoría que se prueba
con cada movimiento pequeño, pero significativo.
La belleza del enfoque ágil y lean, al igual que resolver un Cubo de Rubik, es que prospera con un bucle ajustado de retroalimentación y ciclos de aprendizaje rápidos. No se trata de lograr la perfección en el primer intento. Se trata de aprender de cada movimiento, de cada error. Cada tropiezo es un escalón, una lección aprendida. Este principio es el núcleo de la agilidad, no se trata sólo de llegar a la meta, sino del viaje de aprendizaje que emprendemos para llegar allí.
Durante más de una década, he tenido el privilegio de acompañar a individuos, equipos y organizaciones en sus viajes ágiles. Cada iniciativa, como cada cubo desordenado, aportó un nuevo conjunto de desafíos, oportunidades de aprendizaje y triunfos. Y cada vez, al igual que la emoción de finalmente encajar esa última pieza del cubo en su lugar, el éxito de una diligencia bien ejecutada lleva una satisfacción única y emocionante.
La agilidad, como la resolución de cubos, es un testimonio del poder de la resolución sistemática de problemas, del aprendizaje rápido y de la pura alegría de convertir un enigma caótico en una solución ordenada. En ambos, encontramos la belleza de la experimentación, la emoción de la incertidumbre y el triunfo de la adaptabilidad.
Sobre
el récord mundial de Max Park con el cubo de Rubik de 3 x 3
El pasado 11 de junio de
2023, Max Park, de 21 años y una verdadera leyenda, rompió el récord mundial de armado del cubo de Rubik
3 x 3, en un increíble tiempo de 3,13 segundos, superando el anterior registro
del chino Yusheng Du que ostentaba el título con 3,47 segundos desde
2018.
Max es una estrella en esto de
armar el cubo de Rubik en cualquiera de sus configuraciones. Con una mano lo
hace en 6,2 segundos y también tiene el registro mundial de la media, es decir,
el que se toma promediando los tiempos de armarlo cinco veces consecutivas. Lo
comparte con su amigo australiano, Feliks Zemdegs, quien también alcanzó una media
de 4,86 segundos.
Los invito a que vean el
documental de estos 2 velocistas del cubo en Netflix, llamado precisamente “The
Speed Cubers”.
Como nota al margen, mi récord
personal, hace ya algo más de 40 años, fue de 42 segundos y hoy siempre mantengo
2 cubos en mi escritorio, de los muchos que poseo, que me sirven como
distractores cuando quiero encontrar la mejor solución a una situación
presente. No he vuelto a lograr esa lucidez de hace cuatro décadas, aunque de
tanto en tanto intento alcanzar un tiempo de 3,13 minutos, pero me relajo
mientras los armo y desarmo y me divierto pensando que hay jóvenes brillantes que
vibran con este juego.
Con información de Wikipedia, YouTube y Netflix.