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miércoles, septiembre 13, 2023

Equipos de Alto Desempeño: redefiniendo la dinámica de equipos en la nueva normalidad

 

A principios de este milenio, muchas empresas cambiaron los tradicionales, antiquísimos por demás, cubículos de trabajo de 4, 8 y hasta 16 personas, por mesas de trabajo, amplias, oficinas más “abiertas”, se pusieron de moda los pubs, las mesas de ping pong y de otros juegos, los espacios de café y hasta de cerveza, pero los ambientes seguían cargados, no solo de humedad sino del peso de la rutina y la monotonía. El mayor impacto que veía por parte de los equipos era la felicidad de las personas cuando era viernes y si, como ocurre mucho en Colombia, el lunes siguiente era feriado, la felicidad era superlativa.

Es en estos escenarios donde a menudo veo el mayor potencial, donde las semillas de la innovación están enterradas bajo capas de burocracia y prácticas obsoletas.

A lo largo de los años, he experimentado continuamente, he caminado junto a innumerables equipos y he sido acogido por organizaciones anhelando una transformación: una verdadera esencia ágil. He llegado a una verdad lacónica: ser ágil es mucho más profundo e impactante que simplemente hacer ágil. ¿La diferencia? La mentalidad. Y esa mentalidad se convierte en la piedra angular para crear equipos de alto rendimiento e impacto.

¿Pero qué es exactamente un equipo de alto rendimiento? Esta es la conclusión a la que he llegado luego de 35 años en la industria: se trata de un grupo de personas que colectivamente exhiben un profundo sentido de colaboración e innovación, logrando consistentemente resultados inmejorables. Estos equipos se caracterizan por un grado elevado de cohesión, confianza y respeto mutuo entre sus miembros, lo que les permite funcionar con eficacia y eficiencia. Por lo general, superan a otros equipos, incluso si están compuestos por miembros con capacidades individuales sobresalientes.

¿Y cómo llevamos a ese grupo de personas de ser un equipo recién formado a convertirse en uno que exhiba estos comportamientos de productividad cumbre?

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No son fórmulas mágicas, ni mucho menos recetas, pero aquí hay algunas estrategias que mi experiencia me ha enseñado:

1.   Valora a las Personas por encima de los procesos: sí, Scrum, SAFe, LeSS, historias de usuario, OKR y demás son cruciales. Pero estos marcos de trabajo no significan nada si no se valoran a las personas. He visto equipos volar cuando se priorizaba su felicidad y moralidad. No se trata solo de las reuniones diarias o las revisiones de sprint; se trata de escuchar, realmente escuchar, el pulso del equipo.

2.   Incorpora principios de Triple Impacto: ¿Resultados financieros? Esenciales. Pero ¿qué pasa con nuestro impacto social y medioambiental? En la nueva normalidad organizativa, las corporaciones brillantes integran estos tres. Al alinear los objetivos del equipo en torno a este triple impacto, te conectas con un sentido de propósito más profundo, impulsando el rendimiento y la innovación.

¿De qué nos sirven equipos de alto impacto en la oficina? Si el legado que dejan será alto estrés en las personas y, por extrapolación, en sus familias y comunidades alrededor ¿De qué nos sirven? Si los productos que eficientemente producen no dejan sino una estela de daño al medio ambiente y al planeta de la que posiblemente sobrevivan nuestros hijos, pero no nuestros nietos.

No me voy a cansar de decirlo: no es posible tener equipos de alto desempeño sanos, ni empresas sanas, en una sociedad y en un planeta enfermos. (Corolario de una observación de Drucker).

3.   Fomenta el aprendizaje continuo: la mentalidad ágil prospera con el crecimiento. Como líder, anima a los equipos a dedicar tiempo al aprendizaje. Ya sea una nueva tecnología, una habilidad esencial o entender las sutilezas de la transformación digital, cuanto más diverso sea el conocimiento, más holísticas serán las soluciones.

4.   Defiende la seguridad psicológica: uno de los momentos más emocionales que he tenido fue cuando un miembro del equipo, en una retrospectiva, derramó lágrimas al compartir un fracaso personal. Y el equipo se unió. Ese es el poder de la seguridad psicológica. Permite a las personas tomar riesgos, ser vulnerables, fomentando un ambiente donde la innovación no solo es bienvenida, sino que se celebra.

5.  Inclínate hacia el poder de la experimentación: no puedo contar cuántas veces un experimento ha llevado a perspectivas revolucionarias. Permíteles a tus equipos la autonomía de probar nuevos enfoques, probar hipótesis y aprender de los errores. Es en estos momentos donde el verdadero espíritu ágil brilla.

6.   Construye puentes, no silos: los equipos de alto rendimiento no operan en aislamiento. Se relacionan con los interesados, interactúan con los usuarios y comprenden los objetivos organizacionales más amplios. Al promover la colaboración interfuncional, amplías el impacto y alcance de tu equipo.

7.  Empodera con propósito: más allá de las historias de usuario y el backlog de producto pendiente, hay una narrativa. Cada producto, cada característica tiene una historia que afecta a personas reales. Cuando los equipos comprenden el 'por qué' detrás de sus tareas, están más comprometidos, más apasionados y sin duda son más efectivos. Empieza con el porqué.

8.   Estabiliza el equipo: es quizás lo más difícil que existe. Las personas entran y salen de los equipos por diversas razones. Pero los equipos estables son los que lo logran. Es definitivo: cuando ingresa o sale una persona de un equipo, el resultado no es el mismo equipo ‘actualizado’; es un nuevo equipo. Entender esto evitará que caigamos en el error de pretender que las cosas sigan funcionando como si nada hubiera pasado. Tienes que empezar de nuevo. Quizás con algunas heridas a las espaldas, pero es un nuevo comienzo, al fin y al cabo. A ese nuevo equipo le esperan tormentas y momentos de montaña rusa hasta que vuelva a conseguir el rendimiento que tenían antes de la ‘actualización’.

Comportamientos esperados de los equipos de alto rendimiento

¿Cómo sabes si te estás aproximando? Has liderado con esmero un equipo y quieres empezar a cosechar. Pues bien, estas son algunas de las conductas que dan indicios de que vas por buen camino:

Propósito claro: el equipo comprende y cree en sus objetivos y visión compartidos. Saben por qué existen y qué se esfuerzan por lograr.

Habilidades complementarias: los miembros del equipo tienen habilidades diversas pero complementarias, lo que garantiza que el equipo tenga la combinación necesaria de habilidades para realizar tareas y resolver problemas.

Comunicación abierta y honesta: los equipos de alto desempeño priorizan el diálogo abierto. Se sienten seguros compartiendo ideas, inquietudes y retroalimentación sin temor a represalias.

Respeto mutuo: los miembros valoran los diversos orígenes, habilidades y contribuciones de sus compañeros de equipo. Se tratan unos a otros con dignidad y consideración.

Autonomía y empoderamiento: estos equipos suelen tener autonomía para decidir cómo lograr sus objetivos, fomentando un sentido de propiedad y responsabilidad.

Liderazgo fuerte: el liderazgo eficaz proporciona dirección, establece expectativas y apoya al equipo para lograr sus objetivos. Sin embargo, dentro de los equipos de alto rendimiento, el liderazgo suele convertirse en una responsabilidad compartida.

Altos niveles de confianza: la confianza es fundamental. Los miembros del equipo creen en la confiabilidad e integridad de sus colegas.

Resolución eficaz de conflictos: los conflictos, cuando surgen, se abordan de manera constructiva y colaborativa, asegurando que conduzcan al crecimiento y al aprendizaje en lugar de a la negatividad.

Retroalimentación y mejora continuas: los equipos de alto desempeño reflexionan constantemente sobre su desempeño y buscan formas de mejorar, asegurando que sus métodos y estrategias estén siempre evolucionando.

Compromiso con la excelencia: existe un compromiso compartido de ofrecer los mejores resultados posibles, que a menudo van más allá de lo esperado.

Responsabilidad compartida: todos asumen la responsabilidad de los éxitos y fracasos del equipo. No existe un juego de culpas; en cambio, aprenden colectivamente de cada experiencia.

Alineación con las metas organizacionales: si bien pueden funcionar con cierto nivel de autonomía, los equipos de alto desempeño alinean sus objetivos con las metas más amplias de la organización.

Entre algunas otras. En esencia, un equipo de alto rendimiento es más que un simple grupo de personas capacitadas. Es una unidad cohesiva que capitaliza la inteligencia colectiva, el respeto mutuo y la visión compartida para lograr consistentemente resultados notables.

En el corazón palpitante de nuestra era BANI, donde el cambio es la única constante, los equipos de alto rendimiento se elevan no solo por su agilidad o producción. Es la alegría y la unidad de su gente lo que enciende su verdadero poder transformador, convirtiendo los desafíos en olas de innovación y dejando marcas imborrables de impacto positivo.

 

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