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Alistair Cockburn es uno de los 17 firmantes del Manifiesto Ágil. Conocí vagamente su método Crystal Clear, pero muy profundamente su enfoque con los casos de uso, base de mi trabajo durante casi una década y que a la postre me sirvió para publicar mi segundo tomo de Asuntos de la Ingeniería de Software. Es autor de sendos libros, autor de El corazón de la agilidad (Heart of Agile) y en años recientes tuve la oportunidad de colaborar con él en la traducción al español de algunas de sus conferencias alrededor del mundo.
A Alistair le gusta viajar y pisa tierras suramericanas cada
vez que puede. Ahora incluso tiene más razones para ello, aunque no me
corresponde decirlo. Esta vez, en medio de sus vacaciones, tuvimos la increíble
oportunidad de conversar con él en una sesión extraordinaria: "Respondiendo
preguntas con historias" con Alistair Cockburn, una iniciativa de las
Comunidades Ágiles Colombia y el Corazón de la Agilidad Latinoamérica que
lideró nuestra amiga Rose Restrepo.
Alistair no llegó con PowerPoints bonitos ni con frameworks
de moda. Llegó con historias crudas y verdades que duelen. Y la primera bomba
que soltó fue devastadora: la agilidad como término está "quemada".
Pero la expresión clave allí es “como término”. Entraré en detalle de esta y
algunas otras cosas que mencionó. Seguramente algunos asuntos quedarán por
fuera de este resumen, pero al final, enumeraré las conclusiones que leí esa
noche al cierre de la sesión.
La dura realidad de una palabra prostituida
¿Saben qué significa que algo esté "quemado"?
Significa que ha sido usado tanto para la autopromoción que perdió su esencia
real. Cuántas veces hemos visto consultores, gerentes y "expertos"
vendiendo agilidad como si fuera el último iPhone, prometiendo transformaciones
mágicas que nunca llegan.
Pero aquí viene lo brutal: Cockburn admite que no han
encontrado una palabra mejor. Estamos atrapados con un término degradado
porque, irónicamente, sigue siendo la mejor descripción de lo que realmente
necesitamos.
La solución que propone es elegantemente simple y
dolorosamente práctica: el Corazón de la Agilidad reducido a cuatro
palabras que cualquier niño puede entender: "Colabora",
"Entrega", "Reflexiona" y "Mejora". No
necesitas certificaciones costosas para esto. No necesitas frameworks
complejos. Solo necesitas estas cuatro acciones, punto.
Para saber más sobre el Corazón de la agilidad, puedes leer
mi artículo en: Mis
notas sobre el Corazón de la Agilidad - Gazafatonario IT.
La inteligencia artificial: el nuevo elefante en la sala
Y entonces llegamos al tema que nos tiene a todos despiertos
por las noches: la IA. Cockburn no se anda con rodeos: "la IA cambiará
todos los roles". Project
managers, Scrum
Masters, coaches, programadores, testers. Todos. Sin excepción.
Pero aquí está la parte que reafirma lo que ya hemos hablado
en distintos foros: no se trata de si la IA nos va a reemplazar. Se trata de cómo
van a cambiar las conversaciones dentro de las empresas. Porque ahora
tenemos una "tercera persona" en nuestras colaboraciones: el ChatGPT,
el asistente IA, la máquina que puede generar código en segundos.
El problema es que esos segundos se convierten en horas o
días cuando intentas conectar ese código con la realidad: bases de datos,
sistemas legados, integraciones que son más frágiles que una relación de
adolescentes. La IA no es magia, es un asistente muy sofisticado que puede
"inventar cosas" si no tienes cuidado.
A propósito, no me gustó que haya usado la palabra “persona”
para referirse a la IA, pero quizás es asunto de su español no tan perfecto,
aunque lo hace muy bien, así que no le reclamé nada en ese sentido.
La métrica que nadie quiere medir (pero debería)
Aquí viene una de las revelaciones más impactantes de toda
la sesión. Alistair, que empezó como metodólogo en 1991, nos suelta esta bomba:
es imposible medir la productividad de un programador.
¿Por qué? Porque somos demasiado inteligentes para nuestro
propio bien. Cualquier métrica que inventes, nosotros encontraremos la manera
de "hacer trampa" con ella. ¿Líneas de código? ¿Puntos de historia? ¿Velocidad?
Todo es manipulable. Y estoy siendo literal en buena parte de este artículo con
los términos y expresiones que él usó, algunas incluso en inglés.
Pero existe UNA métrica que sí importa, una que puede
destruir cualquier productividad sin importar qué tan "ágil" seas: las
interrupciones por día. Con solo tres interrupciones diarias, tu
productividad se va a cero. Y aquí está el problema: nadie quiere medir esto
porque significa admitir que nuestras organizaciones están diseñadas para matar
la productividad.
Así que te reto, a ti, gerente de proyecto, jefe, Scrum
Master, facilitador, coordinador: mide las interrupciones por día a tu equipo y
cuéntanos cómo te va. Si el asunto es grave, siempre puedes leer mi artículo illegitimus
non-interruptus - Gazafatonario IT.
La fusión de roles: cuando menos es más
Una de las preguntas más prácticas de la sesión fue sobre la
fusión de roles: ¿puede una persona ser Product Owner, Product Manager y
Project Manager al mismo tiempo? La respuesta de Cockburn fue
refrescantemente directa: "No veo ningún problema".
En empresas pequeñas de tres a cinco personas, esta fusión
no solo es normal, es necesaria. El purismo de roles separados es un lujo que
muchas organizaciones no pueden permitirse. Y honestamente, ¿no es mejor tener
una persona que entiende el panorama completo que tres personas que se pasan el
día coordinándose?
El Manifiesto Ágil: perfecto pero forzado
Aquí viene otra verdad incómoda: el Manifiesto Ágil fue
diseñado para equipos y proyectos, no para grandes empresas. Cuando
intentamos forzar sus principios a organizaciones masivas, estamos pidiendo
problemas.
Los valores del manifiesto siguen siendo "perfectos,
nada cambia", según Cockburn. Pero aplicarlos a una empresa de 10,000
empleados es como usar un bisturí para cortar un árbol: la herramienta es
excelente, pero no para ese trabajo.
Micromejoras: la revolución silenciosa
Para las organizaciones tradicionales y estructuradas,
Cockburn propone algo que suena aburrido pero es revolucionario: micromejoras
continuas y pequeñas. No puedes cambiar una cultura organizacional de
golpe, pero puedes mejorar la calidad de una conversación, de una reunión, de
una interacción a la vez.
Es menos sexy que una "transformación ágil"
completa, pero es infinitamente más real y sostenible. En este sentido, puedes
leer mi artículo Microhábitos
para macroimpactos: cómo los hábitos atómicos contribuyen a la sostenibilidad
de la transformación organizacional – Lucho Salazar e incluso descargar una
presentación que hice algún tiempo.
El Project Manager que sobrevive
En este nuevo mundo híbrido, el gerente de proyecto que
sobrevive no es el que controla presupuestos o reportes. Es el que se enfoca en
tres cosas fundamentales: bloquear interrupciones para el equipo, garantizar la
calidad de la comunidad (comunicación, confianza, educación) y publicar el
proyecto a los dirigentes.
La función más importante no es la planificación ni el
control. Es la calidad de la comunidad dentro del equipo. Porque sin
confianza, sin comunicación real, sin educación continua, no hay framework
que te salve. Sin confianza no hay comunicación, sin comunicación nunca llegaremos
al “Colabora” del Corazón de la Agilidad.
Mi reflexión
final
Al final de esta sesión extraordinaria, una verdad emerge
con claridad brutal: la agilidad real no está en los frameworks ni en
las herramientas de moda. Está en la calidad de nuestras conversaciones, en
nuestra capacidad de adaptarnos sin perder la humanidad, y en nuestro coraje
para admitir que la mayoría de lo que llamamos "ágil" es solo teatro
corporativo.
Y lo que yo derivo de todo esto: la IA cambiará todos los
roles, pero si no arreglamos primero la calidad de nuestras conversaciones
humanas, solo automatizaremos la mediocridad. Y eso, mis amigos, no es
agilidad... es tragedia con mejor tecnología.
¡Gracias, Alistair por una gran conversación!
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Suplemento: Notas de Lucho sobre “Respondiendo preguntas con historias, por Alistair”
Sobre “la agilidad murió”
Más allá de agile no hay algo mejor. “Dime si hay
algo mejor”.
Sobre IA
¿Quién firma las decisiones?
La IA cambiará los roles, pero ¿cómo se cambian las
conversaciones en la empresa?
La IA hace instantánea la agilidad.
Sobre gestión híbrida de proyectos
¿Qué hace o puede hacer un jefe de proyectos sin burocracia?
·
Bloquear interrupciones al equipo
·
Garantizar la calidad de la comunidad (el equipo
y su entorno)
·
Publicar el proyecto a los dirigentes.
Sobre varios roles en una sola persona
Product Owner
+ Product Manager + Project Manager
¡Es normal!
Sobre el Manifiesto Ágil
Fue un resultado orgánico.
Si una persona más o una persona menos hubiese participado
el resultado hubiera sido completamente distinto.
Fue una elección por unanimidad.
Había muchas cuestiones, muchos valores, ¡elegimos cuatro! “Puedo
vivir con estos cuatro valores”.
Un ejercicio interesante es lograr eso en tu propio equipo.
El Manifiesto fue elaborado para equipos y proyectos. No
para empresas, sobre todo grandes.
Sobre Scrum
El Scrum original es ágil. Scrum es un espejo.
Las personas no quieren verse en el espejo porque ven sus
problemas. Scrum no propone soluciones.
Sobre empresas o estructuras liquidas
No es posible ser “líquido” en ciertos entornos.
Ser líquido puede ser un impedimento para la agilidad.
Sobre productividad y métricas
Si no miden interrupciones por día a un programador, no
tienen nada.
Porque las interrupciones (dos o tres) pueden bajar considerablemente
la productividad.
Sobre otros aspectos
Los gerentes quieren dinero e influencia.
Usaron la agilidad para subir sus bonos.
Con la IA es lo mismo.
Lo que puedes hacer es mejorar la calidad de vida en tu entorno.
Podcast resumen
Aquí puedes escuchar este breve podcast con el resumen de todo lo anterior.