Estoy comprometido con mejorar la práctica de Scrum en las
organizaciones y comunidades que acompaño y me he convencido de que todos los
equipos, sin importar su estado de desarrollo, pueden optimizar su capacidad de
inspeccionar y adaptarse para hacer mejor las cosas.
En mi continuo trasegar por las organizaciones que usan
Scrum o intentan hacerlo me he encontrado con manifiestos desordenes en ese
ámbito: desde el uso de un Scrum fundamentalista o Scrumdamentalismo, ese que raya en lo sectario, pasando por el-mismo-Scrum-para-todo-el-mundo, sin
dejar atrás el Cascrumcada o “Scrum-cascada”,
el Scrum mecánico, apenas para un apocalipsis zombi, o el extremista “Scrum-solo-para-mí” porque mi
organización es única en el mundo, hasta el muy común en las empresas que
apenas comienzan, el Scrum-sin-terminar,
con el que todavía están extendiendo el Sprint, usan el tiempo de la
retrospectiva para terminar de probar y no la hacen o simplemente no hay
entrega de incremento probado y funcionando la mayoría de las veces.
Al enfrentar estas alteraciones he encontrado muy útil determinar
no solo el nivel de desarrollo de los equipos sino el estado general de la
organización en materia de pensamiento lean-ágil, estructura y cultura
organizacional, identidad de los equipos, trabajo colaborativo y qué tanto está
arraigado el mejoramiento continuo en la forma de hacer las cosas de la
empresa, para así tratar de curar no solo los síntomas sino las causas raíz de
estas disfunciones y empezar a entregar mejores resultados, cumpliendo así con
la promesa ágil.
De estos asuntos trata esta presentación que hice en el
Regional Scrum Gathering México 2020.
Puedes ver y descargar la presentación aquí.
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